El fin del Buscador

Jul 10, 2024By Luisa Fernanda
Luisa Fernanda

La búsqueda, el anhelo de felicidad, paz, plenitud que todos hemos sentido siempre se plantea en los mismos terminos: huir de un malestar, instisfacción o sufrimiento o bien la búsqueda o persecusion de bienestar, paz o felicidad. Nuestras vidas transcurren en este vaivén. Lo hemos hecho a través de muchas cosas, personas, herramientas, terapias, ceremonias, medicina, etc. Nos convertimos en este yo que va por el mundo buscando y buscando la plenitud, el autoconocimiento, la liberación. Pero parece que la búsqueda nunca acaba. Al contrario, la búsqueda incrementa y refuerza la idea de un yo separado que busca desde la carencia. 

Pasamos de buscar esta completud en las relaciones, a las cosas, a las experiencias, a incluso en el llamado despertar espiritual. La busqueda se va refinando, pero sigue siendo búsqueda. Pero no encuentro nada que de manera que permanentemente satisfaga mi anhelo. Se empiezan a apilar las creencias de todo lo que tengo que "trabajar": un ego que trabajar, unas creencias, un programa que trascecender. Más ideas sobre mí, más conceptos, que se van complicando cada vez más y que refuerzan cada vez la identifiación con el Yo separado. 

Todo esto genera una dinámica que perpetua la propia busqueda, al buscador y el sufrmiento, puesto que siempre la solución estará en el futuro. Una vez que logre deshacerme de tal creencia, que haya sanado al árbol familiar, que me haya perdonado, que suelte los patrones de conducta, que haya soltado el pasado, o que balancee mis chakras voy a estar "bien". Luego surge la "urgencia de resolución". Mi bienestar siempre está en algun lugar del futuro. 

Este yo arreglador y buscador siempre va a encontrar un nuevo problema o situación a resolver pues su propia existencia depende de que haya algo que arreglar. 

La mirada de la No dualidad nos invita a observar la realidad de este instante. A cuestionarnos sobre este automatismo, sobre todo cuando ya estamos cansados de tanto buscar y no encontrar algo que pare la búsqueda. 

Al cuestionar la cansada dinámica de la búsqueda,  la atención comienza dirigirse al propio buscador. ¿Quién esta buscando? ¿quién soy yo? Aparece la posibilidad de la exploración, de una investigación diferente. 

¿Es posible estar con un malestar? ¿Hay alguna parte de mi que no necesita huir o buscar la solución a esto? ¿Qué parte de mi está en paz a pesar de la incomodidad?

La indagación sigue: ¿qué es lo que consciente de este malestar?¿qué es lo que es consciente de la urgencia de resolución? 

Esto nos lleva al corazón del Ser que somos, aquello que es consciente de toda la experiencia que solo puede estar aquí en este instante. 

¿Acaso eso que sostiene la busqueda no es ya felicidad, paz, plenitud?

Basándonos en la experiencia de este instante nos damos cuenta de que no hay nada que mejorar, que evolucionar o cambiar. Nuestra verdadera naturaleza, la consciencia que somos ya es plena ahora. Reconocer esto nos lleva a parar. A dejar el automatismo de la urgencia de resolución, que es en sí la propia resistenecia a lo que es.

Lo que he estado buscando siempre soy Yo y siempre está aquí.